jueves, 3 de octubre de 2013

viernes, 24 de abril de 2009

MEIRA DEL MAR





Meira Delmar, la poetisa más grande de la literatura en habla hispana y la más destacada representante del movimiento denominado Piedracelismo. Nacida en Barranquilla, Colombia (1921-2009), hija de padres libaneses. Su nombre real, Olga Chams Eljach. Realizó sus estudios de bachillerato en el Colegio Barranquilla para Señoritas, sus estudios superiores en el Conservatorio Pedro Biava de la Universidad del Atlántico y en la Escuela de Bellas Artes del centro de estudios Dante Alihieri de Roma (Italia).

Fue miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua y dirigió por 36 años la Biblioteca Pública del Atlántico, que hoy lleva su nombre.

Libros publicados: Alba de Olvido (1942), Sitio del Amor (1944), Verdad del Sueño (1946), Secreta Isla (1951), Sus Mejores Versos, Antología (1957), Huésped sin Sombras (1971), Reencuentro (1981), Laúd Memorioso (1995), Alguien pasa (1998), Viaje del ayer (2007). Las antologías: Sus mejores versos (1962), Poesía -bilingüe, italiano y español- (1970), Pasa el viento (1998), Meira del Mar: poesía y prosa (2003).
Distinciones: Doctorado Honoris Causa en Letras de la Universidad del Atlántico. Venera de la Sociedad Interamericana de Escritores. Medalla Pedro Biava del Centro Artístico de Barranquilla. Medalla Puerta de Oro de la Gobernación del Atlántico. “Orden de la Democracia Simón Bolívar”, por el Congreso de la república de Colombia, Premio Nacional de Poesía, Universidad de Antioquia. Candidata al premio Reina Sofía de España, 2009.



POEMAS:

RAÍZ ANTIGUA

No es de ahora este amor.

No es en nosotros
donde empieza a sentirse enamorado
este amor por amor, que nada espera.
Este vago misterio que nos vuelve
habitantes de niebla entre los otros.
Este desposeído amor, sin tardes que nos miren juntos
a través de los trigos derramados
como un viento de oro por la tierra,
este extraño amor,
de frío y llama,
de nieve y sol, que nos tomó la vida,
a leve, sigiloso, a espaldas nuestras,
en tanto que tú y yo, los distraídos,
mirábamos pasar nubes y rosas
en el torrente azul de la mañana.

No es de ahora. No.
De lejos viene
-de un silencio de siglos,
de un instante
en que tuvimos otros nombres y otra
sangre fugaz nos inundó las venas-,
este amor por amor,
este sollozo
donde estamos perdidos en querernos
como en un laberinto enamorado.




A LAS ACACIAS EN FLOR

Las acacias están florecidas
y mojadas por lluvia reciente,
yo te espero bajo ella sonriente
y creo ver tu silueta querida.

Apresura tu paso esperado
que ya vuelve de nuevo a llover,
hoy te espero contenta,
hoy al fin me he entregado sincera y resuelta
a creer pronta, muy pronta tu vuelta.

¡Esta lluvia me ha hecho vivir!




NUEVA PRESENCIA

Venías de tan lejos como de algún recuerdo.
Nada dijiste. Nada. Me miraste a los ojos
y algo en mí, sin olvido, te fue reconociendo.
Desde una azul distancia me caminó las venas
una antigua memoria de palabras y besos, y del fondo de un vago país entre la niebla
retornaron canciones oídas en el sueño.
Mi corazón, temblando, te llamó por tu nombre.
Tú dijiste mi nombre... y se detuvo el tiempo.
La tarde reclinaba su frente pensativa
en las trémulas manos de los lirios abiertos,
y a través de las nubes los pájaros errantes
abrían sobre el campo la página del vuelo.
Con los hombres cargados de frutos y palomas
interminablemente pasaba el mismo viento, y en el instante claro de los bronces mi alma,
llena de ángelus, era como un sitio del cielo.
Una vez, antes, antes, yo te había perdido.
En la noche de estrellas, o en el alma de un verso.
Una vez. No sé donde... y el amor fue tan sólo
encontrarte de nuevo.



MUERTE DEL OLVIDO


Se me murió el olvido de repente.
Inesperada-
mente,
se le borraron las palabras
y fue desvaneciéndose en el viento.
En busca suya el corazón tocaba
todas las puertas.
Nadie. Nada.
Y allí donde estuviera se instaló de nuevo,
el doloroso amor,
el implacable,
interminable-
mente.





EL LLAMADO


Tú estarás lejos.

Yo dejaré la vida
como un ramo de rosas
que se abandona para
proseguir el camino,
y emprenderé la muerte.

Detrás de mí, siguiéndome,
irán todas las cosas amadas,
el silencioque nos uniera,
el arduo amor que nunca pudo
vencer el tiempo,
el roce de tus manos,
las tardes junto al mar, tus palabras.

Si donde estés tú oyes
que alguna voz te nombra,
seré yo que en el viaje
te recuerdo.





BREVE


Llegas cuando menos
te recuerdo,
cuando
más lejano pareces
de mi vida.

Inesperado como
esas tormentas
que se inventa el viento
un día inmensamente azul.

Luego la lluvia
arrastra sus despojos
y me borra tus huellas.






LA TARDE

Te contaré la tarde, amigo mío.
La tarde de campanas y violetas
que suben lentamente a su pequeño
firmamento de aroma.
La tarde en que no estás.
El tiempo, detenido, se desborda
como un dorado río.
Y deja ver en su lejano fondo
no sé qué cosas olvidadas.
El día vuelve aún en una ráfaga
de sol,
y fija mariposas de oro
en el cristal de aire...
Hay una flauta en el silencio, una melancólica boca enamorada
y en la torre teñida de crepúsculo
repiten su blancura las palomas.
La tarde en que no estás... la tarde
en que te quiero.
Alguien que no conozco,
abre secretamente los jazmines
y cierra una a una las palabras.





CORAZÓN

Este es mi corazón. Mi enamorado
corazón, delirante todavía.
Un ángel en azul de poesía
le tiene para siempre traspasado.

En él, como en un río sosegado,
el cielo es de cristal y melodía.
Y a su dulce comarca llega el día
con un paso de niño iluminado.

Este es mi corazón. La primavera
que inaugura las rosas, vana fuera
sin su espejo de gozo repetido.

Y vano el tiempo del amor, que mueve
las alas de los sueños, y conmueve
la sangre con su canto sostenido




HUÉSPED SIN SOMBRA

Nada deja mi paso por la tierra.
En el momento del callado viaje
he de llevar lo que al nacer me traje:
el rostro en paz y el corazón en guerra.
Ninguna voz repetirá la mía
de nostálgico ardor y fiel asombro.
La voz estremecida con que nombro
el mar, la rosa, la melancolía.
No volverán mis ojos renacidos
de la noche a la vida siempre ilesa,
a beber como un vino la belleza
de los mágicos cielos encendidos.
Esta sangre sedienta de hermosura
por otras venas no será cobrada.
No habrá manos que tomen, de pasada,
la viva antorcha que en mis manos dura.
Ni frente que mi sueño mutilado
recoja y cumpla victoriosamente.
Conjuga mi existir tiempo presente
sin futuro después de su pasado.
Término de mí misma, me rodeo
con el anillo cegador del canto.
Vana marea de pasión y llanto
en mí naufraga cuanto miro y creo.
A nadie doy mi soledad. Conmigo
vuelve a la orilla del pavor, ignota.
Mido en silencio la final derrota.
Tiemblo del día. Pero no lo digo.


SONETO MARINERO

Digo tu nombre, mar, tu nombre ardido
de soles y de júbilo creciente,
y el corazón enamorado siente
más clara la presencia del latido.

Velero que navega repetido
por los quietos espejos de la frente,
regresa tu paisaje lentamente
como si retornara del olvido.

Y surge tu comarca marinera
con una trashumante primavera
de espumas en la mano de cristal.

Y tu voz de colores, y tu alada
corona de blancura trabajada
en gaviotas y pétalos de sal.

PASA EL VIENTO

De aquel amor que nunca fuera mío
y sin embargo se tomó mi vida,
me queda esta nostalgia repetida
sin fin, cuando sollozo y cuando río.
A veces desde el fondo del estío,
llega la misma música entre oída
en el tiempo gozoso, la encendida
música que cayera en el vacío.
Y quiere asirla el corazón. Beberla
como un vaso de vino. Retenerla
para creer de nuevo en la dulzura.
Pero se escapa y huye con el viento
y me deja tan sólo este lamento,
donde esconde su rostro la amargura.

VERDE MAR

I

De tanto quererte, mar,
el corazón se me ha vuelto
marinero.
Y se me pone a cantar
en los mástiles de oro
de la luna, sobre el viento.
Aquí la voz, la canción.
El corazón a lo lejos,
donde tus pasos resuenan
por las orillas del puerto.
De tanto quererte mar,
ausente me estas doliendo
casi hasta hacerme llorar .
II

¡Mar!
Y es como si, de pronto,
se hiciera claridad.
Ángeles desnudos. Ángeles
de brisa con luz. Cantar
del agua que danza una
zarabanda de cristal.

Islas, olas, caracolas.
Grito blanco de la sal...

Y el corazón, de latido
en latido, dice ¡Mar!




BREVE
Llegas cuando menos
te recuerdo, cuando
más lejano pareces
de mi vida.
Inesperado como
esas tormentas que se inventa
el viento
un día inmensamente azul.
Luego la lluvia
arrastra sus despojos
y me borra tus huellas.

DINA LUZ PARDO OLAYA





Nació en San Marcos (Sucre) el 7 de noviembre de 1973 y reside en Barranquilla (Colombia); de profesión Periodista y Relacionista Pública, dirigente gremial y poetisa.

Miembro de la Sociedad de Escritores del Atlántico, del Colectivo Artístico Cultural Luna y Sol y de la Plataforma Literaria Club Dante -España-. Su poesía ha sido publicada en varias ediciones de la Revista-taller Luna y Sol, en la antología: “Homenaje a la familia” de la misma revista, Antología de Poesía Universal “Rostros y Versos” (El Salvador) y en la revista Literaria Club Dante.

Libros publicados: “El leve trazo de mis huellas” y “Albricias y un ponqué de ilusiones”, Orquídea Editores (2007); “Quebranto de flor”(1998), Ediciones Luna y Sol.

Correo electrónico: dinapardo07@hotmail.com



POEMAS:


EL LAMENTO DE UN ACORDEÓN

El lamento viene con el viento
vestido de acordeón
y llora cada nota en reposo
o cuando se estremece el corazón.

¡Ay!, cómo llora el acordeón en sus manos,
se turba la noche, se enfada el día
y la montaña pierde su equilibrio;
es un eco tan sublime
que viene de los confines del mar.

Cada melodía es una historia,
cada historia una lágrima
y cada lágrima un hueco en el corazón.
¡Ay, corazón!,
corazón de mis silencios y mis alientos
reposados en la gaviota del adiós.

Dolió tu partida al son del tambor,
del “wiro”, la caja y la armónica.
Ellos, junto al acordeón de tus sueños,
guardan un espacio que esparce
tu esencia en mi memoria.

Yo sin ti… yo sin ti soy
lo que este acordeón es
sin el viento de tus besos.

¡Ay!, cómo llora el acordeón…
sin tus manos, sin tu canto.


VERDAD ABSOLUTA
Como te amé
sólo yo pude hacerlo,
más de lo que yo te amé,
sólo Dios.


SE ME QUEDÓ UN PEDAZO DE MAR
EN LAS ENTRAÑAS.


Se me quedó un pedazo de mar en las entrañas,
desde que llegaste como viento apacible.
Allí, las olas se ensalzaron con tu presencia
y la bruma se tendió para esperarte.

Se me quedó el mar enraizado en la mente
y ahora no dejo de pensar en sus olas,
ni bañarme con la tarde cuando el sol se despide,
en medio de las sombras de alta mar.

Se me quedó la vida alojada en las costas,
con el sonido de caracolas y el canto de gaviotas,
mientras un pedazo de mar
revienta la fuente de mis entrañas
y me desboco sobre un largo río,
que me abraza en su caudal
y me diluye mar adentro.



ME DUELES TANTO AMOR

¡Me dueles tanto amor,
que mi alma enlutó por siempre!,
me duelen las palomas que se espantan
en cada llegada de tu recuerdo,
me duele la tarde acaecida
que se derrama en mis lágrimas;
me duelen las cuerdas rotas de mis suspiros
cuando abrazo tu presencia ida.

¡No regresarás!, es un hecho,
mi alma en duelo sabe
que no hay forma ni fondo
para sacarle este dolor afilado al corazón.
¡Lo acepto!
Esta herida sólo sanará
cuando el sol brille siete veces más que hoy
y “el mar sea de cristal”.
Hoy aquí, amor,
¡me dueles tanto!


SI DIOS UN DÍA...

Si Dios un día, después de muchos
permitiera ponerte frente a mí,
aunque sólo pueda sostenerme en un bastón,
aunque sólo pueda ver a través de mi oído,
aunque el agua me parezca arroz,
aún así te reconocería,
aún así te amaría.

Lo que no sé… lo que no sé,
es si tenga fuerzas para dar un paso,
para mirarte sin que se humedezcan mis ojos,
no sé, no sé si pueda extender mis brazos
para abrazarte,
no sé si aún tenga suspiro para alcanzarte.

Si te tuviera frente a mí,
no sé qué haría,
te amo tanto
que no soportaría
una partida más.



YO NO SOY LA MADRE


Yo no soy la madre
que agoniza sin pruebas de subsistencia,
mientras su hijo, aprisionado en la selva,
ve pasar la vida sin esperanzas,
ni soy la madre
que vio partir a su hijo hacia tierras desconocidas,
tal vez desiertas al inclemente zarandeo de los días.
¡Dios, acarícialas con tu misericordia!

Yo no soy la madre
que muere dejando a su pequeño,
indefenso y desprotegido,
mientras una malvada madrastra
le trastocara la vida, haciéndosela pedacitos.
¡Dios, abrígalos bajo tus alas!

Yo soy la madre, que aún con los ojos enlagunados
y con menos vida que ayer,
doy gracias, porque tuve el privilegio de saber a mi hija
en El Reino de los Cielos.
LLOVERÁ… ESTA NOCHE LLOVERÁ

Lloverá,
esta noche lloverá.
Llegó el invierno
y se espolvorea ese olor a tierra mojada,
olor a lluvia, olor a mi sabana, olor a mi infancia.

Aquellos días en que mis ojos vieron
los matorrales gustándose en su savia,
la llegada del colibrí sobre la cayena,
el vuelo de mariposas entre nubes y margaritas.

Lloverá, me lo dice el cielo,
con su luna y estrellas de cercos negros,
me lo dice el viento de oriente,
me lo dice el corazón.

Este invierno casi constante,
desbordando el río,
damnificando a mis terruños,
desplazándolos, arruinándolos.

Esta lluvia no será como la de mi infancia,
con la que soñaba, brincaba y chocaba
a la llegada de cada gota,
que de a chorros me inundaba el ser.

Esta lluvia madura y fuerte,
no es el sueño de muchos:
es la pesadilla, es la pérdida.

Huele a lluvia con gotas afiladas,
huele a relámpagos homicidas
y tormentas devastadoras.

Esta noche lloverá,
me lo dice el cielo,
me lo dice el corazón.


VUELO DE JAZMINES


A la poetisa y amiga Meira Delmar.

Mis dedos lagrimean sobre el teclado,
mi alma relampaguea con cada palabra parida
y mi estómago se retuerce
en medio de la soledad.

Esta soledad que transforma el ánimo,
este silencio que parece perenne,
forma estacas a la entrada del presente.

Meira estaba sola, lloraba en medio de la soledad,
los amigos de Meira Delmar habían partido;
desde entonces,
conversaba sólo con la soledad,
hablaba mucho en sus labios,
callaba demasiado en el corazón.

Se le atestó la vida de ausencias y desiertos
en repetidas olas y atardeceres disipados.
Nos regaló el vuelo de jazmines,
un fino aroma a jazmines deshojados al viento,
al cargado viento de marzo,
desprendiéndose tras la muerte para ser de tierra,
olvido inminente sobre el césped de los años;
para ser de mar,
donde las olas se recrean con sus versos
y de aire, donde vuela tras el inmensurable
recuerdo suyo.

Cuanto pude, la tuve cerca,
cerca de su lira y de su soledad,
cerca de su dolor y de su rostro angelical.

…Soledad,
esta ausencia que no necesita ser pensada
para sentirla,
y este dolor que no necesita recordar para extrañarle,
por siempre.




LA RECETA DE HOY

La cocina espera por mí
para hacer contigo mi mejor receta.

He adobado tu piel, con dulces fragancias a naranja,
le puse la sazón de mis manos
y a los olivos le extraje su opulento aceite,
para que el roce sea fluido, suave, armonioso.

Ahora tras mezclar y entremezclar,
han quedado residuos en mis uñas.
Se me quedó empotrado algo de ti,
así que lameré uno a uno mis dedos,
para que tu amor no solo se me entre por tus besos,
tus caricias y tu sexo.

El vino…
El vino lo caté en tu sonrisa
que me dejó un halo de entrega total,
de una cosecha que hoy ya no existe,
que me ebria y me endulza
la última libido de mi pudor.

Todo está dispuesto,
te cociné a la temperatura total de mi cuerpo,
de mi vientre,
probé y supe que mi plato era perfecto;
exquisito… para repetir.


MI BOCA
I
Mi boca…
que te toca y te saborea,
que te unge y te excita,
que te explora y te reconoce mío.
Mis labios opimo escarlata…
que florecen en tu boca
que descubres al final del túnel
que te embriagan con su pócima
y te hace perder la calma.
II
Mi boca…
que te humedece y te sacia
que te roza y te estremece,
que te besa y te acaricia,
que te ama y te hace fenecer
y con otro beso vuelves a nacer.
Te doy solo un respiro,
para que beses mi boca
y con mi boca yo bese la tuya
una, dos, mil lunas más.



III
Mi boca...

en pleno verano,
esperará impaciente
que el fuerte invierno de tus besos
llueva sobre mí,
por cada día que no estuviste
por cada día que no estarás.



BESO II

Cuarenta y tres grados bajo sombra,
mis labios trémulo preludio del fin,
tiemblan irreparablemente mientras
exhalas sobre ellos.

Hierven las horas, se deslíe la piel...
Entre tanto, tus dedos delinean mi boca acuosa.
Unos… ochenta y dos grados más
y adentro burbujeando...

Ese mismo efecto se repite
cuando tus ojos se insinúan ante mis labios,
cuando tu boca, besa mi boca.

ELMYS IGLESIAS SANJUAN





Escritora, nacida en Barranquilla. Licenciada en Psicopedagogía y Magistra en Educación. Docente, consultora y asesora en temas educativos, sociales, empresariales y en cultura.
Ha publicado los poemarios: Territorio de mujer (2006), Demasiado Corazón (2002), Manantial de Sentimientos (1999), Rumor de las olas del alma (1997), Mujer, vida y ensueño (1996). Participó en la Antología “La Rosa de los Tiempos” (2000); Aparece reseñada en: Antología Poética “Antillas Iluminada, Tomo II;(1997), Pensamiento Costeño “Diccionario de Escritores” (1999).
En el ámbito educativo ha publicado los libros: Lenguaje Simbólico en el quehacer pedagógico (2002); Calidad de la educación desde la perspectiva del docente (1999); Coautora y Editora de los libros: Experiencias significativas de los adultos mayores del departamento del atlántico (2007); Leamos Cuentos “Cuentos escritos por los niños del departamento del Atlántico” (2004); La investigación educativa, una oportunidad de transformación docente (1999).

Correo electrónico: elmysi@hotmail.com


SONAJERO DE AMOR

Eres lluvia en el cielo vegetal de la memoria
energía que abriga de motivos la poesía
melodía perenne que gravita haciendo historia
esplendor de sol que estaciona la alegría.

Montaña de agua que baña de emoción cada palabra
que aleja de mi huerto la triste soledad del verano
que desborda los ríos de los sueños que me hablan
y surcar la esperanza en cada pena que desgrano.

Montaña de fe que despierta el rocío del amanecer
que esparce tu recuerdo en la humedad del viento
para que mis labios absorban el aroma de tu florecer
y la ansiedad de amarnos tanto contagie al firmamento.

Montaña de ternura, ilusión de un poeta
talismán de la tierra, bendición del cielo
que de noche y de día amarnos sea la meta
en todos los lugares, yo sólo a ti te anhelo.



CÓMO NO CREER EN DIOS

Cómo no creer en Dios,
si me dio la vida, me dio amor,
ante la tristeza…el horizonte,
si me dio ternura, me dio calor
y en mi vientre las generaciones.

Cómo no creer en Dios,
ante el encanto del mar besando al sol,
si nos dio el llanto, nos dio la risa,
convirtió en caricia la suave brisa
y a la naturaleza le dio color.

Cómo no creer en Dios,
si nos dio una mente bañada en sueños,
le puso música al corazón,
entregó al mundo un hombre bueno
vistió de verdad a la razón.

Cómo no creer en Dios,
si impregnó de fantasía lo que toco
si un soplo de risa me contagia,
si ante su poder… somos tan poco,
si soy la mejor obra de su creación.

Cómo no creer en Dios,
si al amar toco el cielo con las manos
si toda ave retorna al nido
si la luna no discrimina para alumbrarnos
y cuando gozo o sufro está conmigo.

Cómo no creer en Dios,
si contempló las diferencias de cada hijo
nos dio invierno, verano, otoño y primavera,
si soy capaz de dar consuelo al afligido
y aunque esté de prisa… ¡su amor me espera!


A LA NATURALEZA MI NOSTALGIA

Sol… que despuntas y sonríes en mi mano
cuando desgrano un sueño cada día,
el sueño de encontrar al ser amado
en la tenue soledad de mi poesía,
como enano agigantado de energía
halagado por los mimos del derroche
de un amor enloquecido sin reproche
en penumbra de un lucero en rebeldía.

Luna… que tejes con hilos de esperanza
el abrigo explorador de la nostalgia
preservando el aroma de quien amo,
sacudiendo de la lágrima el reclamo
por la ausencia de su voz y su alegría.
Lo imagino en el libro del mañana
escribiéndole más mensajes a mi alma,
lo descubro muy celoso amamantando
de amor y de paz a mis entrañas.

Tierra… madre de la vida y la añoranza
siémbrame vigor ante las penas,
activa el volcán de mis caricias
inyectando al torrente de sus venas
ansias de dicha y fantasías.
Asolea recuerdos… tiempo ido
despercude la ausencia y el olvido
invítame a reír con retos nuevos
entonando la canción de compañía.

Noche… diluye la ansiedad de cada día,
arrúllame en la miel de sus costados,
ofréndame su voz y sus latidos,
su infinito embrujo y armonía
y un mundo con todo compartido.
Y si brotara la flor de la tristeza,
que sólo sea sofisma el no tenerlo,
dame más amor del que me has dado
para sentirlo otra vez… porque lo amo.
Quiero vivir en un lugar donde el olor a libertad
se respire en las montañas
donde la ternura crezca hasta en el hueco de una roca
y compartamos el calor de vida que llevamos dentro;
donde se acabe la pesadilla de destruirnos
y renazca el placentero sueño de amarnos,
donde llenemos de fiesta las entrañas
donde el amigo ayude a calentar las soledades
y entienda la valoración de mi mismo,
un lugar donde el otro me haga feliz de haber nacido.

Quiero vivir en un lugar donde sienta la sangre
fluir sin detenerse
aunque el cuerpo se arrope en el descanso,
donde el cerebro cultive en calma las ideas
y con bondad callemos la voz del egoísmo,
donde la rosa desvanezca el dolor a las espinas
y los pájaros en una misma dirección me enseñen la claridad del horizonte.
Un lugar donde descubra la emoción de haber nacido.

Quiero vivir en un lugar donde el silencio
me salude con su risa,
donde la mirada signifique una caricia
donde la brisa sople transparencia a tu palabra
y sollozos invernales refresquen mis espacios,
donde la alegría invada el corazón de los mortales
y la luna ilumine cada esquina de mi vida.
Un lugar que me diga: ¡Ven… aquí está todo lo pedido!


MUJER

Porque Dios dotó de bien todo mi cuerpo
lo eligió para anidarle vida en el vientre
me bañó de comprensión sin medir el tiempo
y llenó mi corazón de amor por siempre.

Untó mis manos de creatividad y de ternura
mis movimientos de gracia y delicadeza
mis ojos de curiosidad y de dulzura
y alimentó mi espíritu de fortaleza.

Escribió en mi alma la página sincera
me enseñó a intuir hasta las penas
pronunció en mi boca la palabra consejera
y primaveró mi ser de acciones buenas.

Me obsequió una piñata de ilusiones
tarareó en mi garganta un himno a la vida
puso en mi cabeza pensamiento y razones
con la fe y la esperanza me mantuvo unida.

Plantó en mi alma un bosque de amores
me hizo la flor del hogar, del horizonte
pintó en mi rostro el entusiasmo en colores
y eternizó mi huella…. ¡Quién sabe hasta dónde!


EL PUERTO DE LOS RECUERDOS


Hoy detengo mi mente en el puerto de los recuerdos
reclino en cada instante la profunda mirada en lo vivido
te degusto el alma, el cuerpo, el pensamiento
y descubro que viajas por la ruta de mis suspiros.

Te adoro vida mía en este mágico espacio,
un soplo de añoranza retumba en mis oídos,
qué bella vida, aún sin tu piel de madrugada,
aunque pasan las horas y no te encuentro
se sacude tu paisaje en mis entrañas;
conmovida, me mezo en la brisa de tu voz
que acaricia cada gota de mar entre mis dedos
mojando eternamente cada sueño de esperanza.

La fuerza desbordante de tu amor
penetra en los anillos de mi carne y de mi espíritu;
cómo no amarte, si en tu viaje explorador de lo que soy
siempre encuentras peces de colores en mi alma;
entonces decido abrir el libro que escribí para mañana
y descubro el secreto paraíso en cada página,
con imágenes y textos que a dicha plena me invitan,
arrullando los recuerdos hasta reposo de las pestañas.

Al escuchar cada eco de tu ser junto a mi mente
el tiempo se detiene en ese espacio vivo de amor ágape
y descubro conmovida una verdad inobjetable;
lo que me une a ti… es lo que a la vez nos distancia.




HUELLA Y SENTIMIENTO

Ayer… cuando el sol nacía
se posó en mi alma la flor de tu sonrisa,
entonces sucumbí al sentimiento,
descifré tu yo, navegué en tu sangre,
me descubrí en tus genes, me convertí en tu eco,
habité confiada ese panal de ensueño,
desafié entre risas la mezquindad del mundo
y descubrí extasiada el amor eterno.

Ayer comprendí… que en su largo vuelo
el colibrí se adhiere a la flor más dulce
con la intención de beber su esencia
por encima de la superflua razón de su belleza.

Ayer… con la esplendorosa madurez de los años
aprendí que las tristezas y alegrías
son un puente de sabiduría y fortaleza
para cruzar muchos ríos en la vida.
Dios brinda un poco de cada trago
y nunca más de lo que un corazón resiste.

Hoy siento que penetré en tu mundo
cual grano de mostaza a germinar en vida,
hoy siento que tatué tu alma de puro amor puro,
ternura, esperanzas motivos infinitos.

Hoy siento que te amor tanto, tanto en demasía,
que eres primavera, ilusión de noche y día
y aunque no me adviertas, siempre iré contigo
como voz en el silencio de muchos pensamientos
como puro sentimiento… razón de mi poesía.


BUSCO UN HÁBITAT

Quiero vivir en un lugar distante de agresiones y de ruidos
donde la boca del mar se trague mis sentidos
y mi mente flote en olas de optimismo
adormeciendo prisas, dolores, ansiedades
en la conquista plena de libertad para mi espíritu,
un lugar donde valga la pena haber nacido.

Quiero vivir en un lugar con árboles sin depredadores en su entorno
donde la complicidad de distancia y tiempo
no me arrebate un abrazo a mis hermanos
y mi madre valerosa sacuda el dolor de lo vivido,
donde el teléfono no aplace el nacimiento de un verso
y la voz de mi amado limpie diariamente mis oídos,
un lugar en cuya paz encuentre la razón de haber nacido.

Quiero vivir en un lugar donde no existan serpientes venenosas
ni bombas, ni amenazas, ni secuestros
que enluten de dolor a la esperanza,
donde la mendicidad esquive a los ancianos
y el cariño desplace la tortura y explotación de niños,
donde no sienta el calor de las lágrimas en los ojos
donde el suspiro de Dios invada los recintos,
un lugar donde el disparo no despedace la ilusión de haber nacido.

Quiero vivir en un lugar donde la gente
No escudriñe la vida de los otros
ni disfrute con el mal de su vecino,
donde la canción del corazón no necesite el viento para oírse,
donde crezcan las palmeras de los retos
donde el amor haga parir el alba
abrazando con su fuerza el corazón de mis hijos
y la firme arena de mis sentimientos apacigüe las tormentas,
un lugar donde sienta el privilegio de haber nacido.

FANNY CURE MOLANO





Barranquillera. Administradora de Empresas de la Universidad Autónoma del Caribe, docente y escritora en el área de la literatura infantil, juvenil y cristiana.

Cuentos inéditos: “El dilema del mosquito” y “El paraguas de San Bimba”, “El niño de los naranjos” y “El secreto de la colina verde”.

Literatura Cristiana: “La oración del Padre Nuestro”; “Eso que llaman temor” y “Bienvenidos al Arca de Noé”. Obra en preparación: “David y Goliath”.

Guionista del programa “Chispas”, transmitido por Telecaribe, Telepacífico, Teleantioquia y Señal Colombia, patrocinado por Pesenca. Guionista y actriz de la serie “De la vida real”, transmitida por Telecaribe a través de la programadora Cure Televisión.


Correo electrónico: fanycure@hotmail.com



MIS VIEJOS

Los veo allí. Uno junto al otro
andando lento o no andando,
pero riéndose del tiempo.

A veces en silencio, otras discutiendo
cosas de antes;
escarbando la vida, ignorando desastres,
contando hijas, nietos y bisnietos;
mirando los retratos de los que están lejos,
atesorando momentos,
contemplando la tarde,
repitiendo las mismas historias,
royendo el pasado
y trayéndolo de vuelta al presente.

Los veo allí, en sus poltronas grandes
iluminando el espacio
como faros gigantes de luces interminables,
mirando de lejos las luchas,
pero luchando siempre por algo.

Allí están mis viejos:
con sus cabellos blancos,
su mirada serena,
su sonrisa gastada.

Allí están con su alma gigante,
soñando más sueños.
Diciéndole al tiempo que quieren quedarse.

MI DIOS…

A veces no entiendo
la forma que tienes
de canalizar mis sueños,
de impulsar mi vuelo,
de atajar mi torpeza.

Reconozco que Eres:
sabio ante mi incompetencia,
majestuoso ante mi poquedad,
grande ante mi escasez,
fuerte ante mi debilidad,
alto ante mi pequeñez,
soberano ante mi incapacidad.

Si alguna vez aprendiera
a volar serena hasta tu altura,
entonces brillarían en mí,
tu hermosura y tu majestad eterna,
y elevarías mi vuelo con tu abrazo
para anudar el lazo invisible
entre Tú y yo.

Sólo Tú haces posible
que la verdad incierta
se vuelva perdurable;
que pueda revivir el alma muerta,
que el cielo quede cerca,
que se realicen sueños,
que la miseria acabe,
que la noche pase y que amanezca.

Gracias, mi Dios,
por amarme como soy,
por construirme un santuario
que refleje tu esencia,
por ignorar mi impaciencia,
por mostrarme tu grandeza,
por mi entereza de hoy.
Por bajar desde tan alto
y hacerte cargo de mí,
que soy apenas
una esquirla de arena,
del grandioso universo.

Para dar, sólo tengo
palabras buenas,
sentimientos y entrega.


¿DÓNDE ESTÁS?


Me pregunto si existes o si sólo te inventé
para apaciguar las sombras de mi soledad.

Me estoy cansando de esperar.
El tiempo pasa
y veo la vida cruzar por laberintos oscuros,
sin saber a dónde van,
si por canales abiertos a frescos manantiales
o por canales desiertos que van a otros lugares
perdidos en el tiempo.

Tal vez eres una sombra
que no puedo vislumbrar con cualquier luz.
Pero que puedo sentir en el espacio vacío
al lado de mí misma.

Tal vez te espero donde no estás,
y me alejo más del camino de ida.
Y luego me regreso con las manos vacías.

Regálame al menos
una señal para salir corriendo a buscarte
por el camino de helechos
que no ha marchitado el tiempo.

Y regresar contigo,
al lugar que Dios tenga hecho
para ese eterno amar.


MI TIERRA

La extrañé cuando estaba lejos.
Extrañé a mi tierra pequeña,
extrañé las calles que me vieron nacer
y caminar por el pavimento suelto.

Extrañé el ruido extravagante,
la alegría de su gente,
la fritanga del parque,
las chichas y los guarapos,
los buñuelos de fríjol calientes.

Las papayeras y las cumbiambas
que hacen girar las caderas,
las palenqueras con palanganas grandes,
la playa cubierta de arena negra.

El calor recalcitrante del medio día,
la luna llena, la creciente y la menguante.

La plaza de mercado inundada,
la frutera de la esquina, con jugo de mandarina,
empanada de queso y arepa asada.

Por todo eso, extrañé mi tierra.
La extrañé cuando estaba lejos de ella,
porque se acelera en mis venas la sangre costeña
cuando escucho canciones negras,
vallenato y cumbia de polleras.

Mi costa alegre, mi ciudad, mi Colombia entera,
tierra de libertad y orden como se lee en su escudo,
de paz, como grita su bandera.


TE ESPERO


Enredado en la esperanza de mis sueños,
parece que existieras
y también parece que supieras
que te espero.

Muy temprano te encuentro,
en la incipiente neblina
del primer pensamiento,
y en las noches cabalgas
en el caballo alado de mis sueños,
espabilando el polvoriento suelo,
rescatando mi deseo,
mi desvelo.

Yo te espero...
Quité el cerrojo de adentro
para que pases sin miedo;
abrí también las cortinas
que guardaban los recuerdos…
Y salieron.

He liberado el espacio
para esperar que lo llenes;
no se cuándo vienes,
pero te espero.

LOS TRES

Los vi por primera vez asomarse a la puerta del cielo.
Allí estaban los tres,
uno a uno, llegando en el orden perfecto.

Cuando el capullo se abría en flor
llegaste tú, la mayor,
regalando a mi vientre su primer aliento a mi vida,
el primer encuentro.

En ese tiempo,
parecías una débil muñeca rubia perdida en mis brazos.
Fue cuando las dos, empezamos a tejer lazos de amor,
que aún siguen intactos.

Pasaron los años y llegaste tú, la del medio;
nos amamos también sin remedio,
mientras te mecía en tu cuna de ensueño
me atrapaste,
también me robaste el sueño de cada noche
y el aliento de cada día.
Me envolviste en un velo de encaje
con lazo de terciopelo.

Protestaste decidida cuando llegó el tercero:
el varón, el más pequeño,
que también me robó el corazón.
Llegó pisando fuerte
y reclamando su lugar de privilegio.

Lo logró en seguida
con sus ojos claros, como dos faros en un espejo;
su risa espesa que aún me llena la cabeza,
su pisada decidida, que cuando busca encuentra.
Su dependencia escondida.

También lo esperé en el tiempo,
porque fueron tres los que vi
asomarse en la puerta del cielo.

Y llegaron así, como tenían que llegar
en el orden perfecto.



EL AMOR… QUE MÁS DA

Aún sigues alimentando
el azul perfecto de mis sueños,
el verde esperanza de mi añoranza,
el rojo encendido de mi deseo,
el amarillo dorado de mi recuerdo.

Te siento en la noche larga
y en el día también te siento,
en tu cercanía lejana.

Y luego, cuando te veo
me desmoronas el alma,
me estremeces el cuerpo,
me envuelves en nubes blancas
de pasajera esperanza.

Tal vez no espero nada,
pero puedo soñar que es posible,
engañar abismos y saltar barreras.
Soñar también que a mi manera
puedo invadir tu espacio
y soñar que está vacío,
que el viento trae tus suspiros
y que te lleva los míos,
que me piensas la noche entera,
que sin mí te mueres de hastío.
¡Qué más da!,
tengo derecho a soñar lo que yo quiera.


HUESOS ROTOS

Esto que siento dentro.
Esto triste que siento dentro.

En el aquí y el ahora
y en el caótico evento,
veo el inminente destrozo
de los huesos.

Y en el alma de la sangre,
aparecen los recuerdos
de lo que fueron los tiempos de antes.

Parecen rotos los lazos
en un millón de pedazos.

Los decires fueron tantos,
que ataron el pensamiento recalcantes.

Pero se queda la vida
testigo de hueso y sangre;
y el tiempo para el olvido de pesares.

Vuelve y arranca y da vueltas
el vaivén del universo.
Y comienzan a alejarse los recuerdos.

Y al armarse lentamente
la estructura de los huesos;
en el silencio se siente
sólo el grito de la sangre.

LIDIA CORCIONE CRESCINI




Cartagenera. Abogada egresada de la Universidad de Cartagenera, docente y escritora, columnista del diario El Universal y colaboradora de varias revistas literarias.
Invitada a leer sus textos en la Feria Internacional del libro en la ciudad de Bogotá y IV Encuentro de Escritoras Nacionales, por la Consejería Presidencial para la Equidad (Marzo de 2007).
Finalista en el concurso de POESÍA MICROFICCIÓN GARZÓN CÉSPEDES 2007, con su poema “EL MURO”. Seleccionada con el poema “A LA ESPERA” en el IV Concurso Radial y en el II Concurso Televisivo 2007, de Cuento breve y Poesía de la Librería Mediática. Concurso Internacional de Microtextos "GARZÓN CÉSPEDES" 2008, del cuento de nunca acabar, del dicho y del pensamiento. Premios especiales de dicho "GARZÓN CÉSPEDES" 2008, menciones de honor de pensamiento "GARZÓN CÉSPEDES" 2008. Sus poemas en “La antología del nirvana”, Argentina y antología de poesía contemporánea en español/italiano.
Correo electrónico: licorcione@gmail.com


GENTE CASUAL

No se detienen
a mirar paredes vetustas

Se asombran
con el silbido de una iguana
con el canto de una cigarra

Se fuman el verde de las madrugadas
y el gris de una tarde
que huele a lluvia

Convierten un bolero en tango

Se les ve en una esquina
estacionadas
esperan el siguiente minuto
sin el afán de no cumplir la cita
embriagadas de la sal
cuando salta del golpe de la ola

Sus caras chorreadas de caramelo
se lavan de momentos inventados

No fatigan su oído con necedades.

Rompen la figura tenue de una nube
para convertirla en versos de Mayo
se pierden con el viento
y se dejan abrazar por la tormenta

¡No fatigan su oído con necedades!


A LA ESPERA

La memoria de mis manos
te acaricia

Mi pensamiento
con su aroma
llega hasta ti

Y mi beso esclavo
noble
de tu antojo
aguarda desnudo
en el secreto que se redime
para soltar
mis palabras presas.


DE DIAS

Arropada de días
recorro uno a uno
mis propios lugares
ojos
cara
cuerpo
extremidades

Con el tronco inmóvil
sin parpadeos
mis manos
construyen figuras
para jugarle una broma
a la vida

Y mi sombra
arropada en el tiempo
se estremece
cuando resuena el eco
en el laberinto de mi risa.



ARLEQUÍN

De cuerda y vitrina
ahí
detrás del cristal
del recuerdo

Tu mirada
transita
por la generación de los de carne y hueso

Tu noche
sedienta
bebe la poca luz
de una luciérnaga

Como gárgola
poseída por el tiempo
adornas de porcelana
tu fachada
y de colores tu vestido

Mientras personificas tu comedia
te burlas
de la farsa
de tu vida.


ÁNGEL GUARDIAN

¡Abrazar el universo!
Parece utopía

¡Se ríen de mí!

La brisa
me lleva
hacia un lugar intangible

Ángel de mi guarda
tus alas
me abrazan
me elevan…





DE MELANCOLÍAS

No es a mí a quién corresponde
averiguar de los tiempos y los plazos

De soledad y melancolía
quiero hablarles

La época de mi niñez
atrapada
en el capullo de una siempreviva

¡La extraño!

Me regala
su recuerdo
se viste de confetis y confites
De pudines de barro fresco
De castillos de arena
De helados de chocolate
De mango biche
De hileras de hormigas piponas
De bolis y paletas
De chorros de agua lluvia
De tardes de triciclo
De danza árabe al ritmo de la hula hula

Sus ojos vendados le colocan la cola al burro
Rompe la piñata
Sonríe cuando ve al payaso
Y de vuelta a casa
Se pierde con el vuelo de la cometa.


SIMBIOSIS

Al levantarme cada mañana
abrazo al día o él me abraza a mí

nuestra simbiosis
dilata sus manos

Él es un valiente
Aún carga conmigo
Resiste mis nimiedades
mis pretensiones

Me hace condueño
del retozo de sus horas
o de las mías

No sé si soy de él
o él me pertenece

Tengo por hábito
caminar a mi conveniente ritmo
Él
no tiene ninguna prontitud
Conoce de memoria
su usanza cronológica
y sabe que sólo es un sofisma de horas
entre el alba y el ocaso
la luz y la oscuridad
la vida y la muerte

¿Albur, suerte o azar?

-dualidad sin tregua-

lo tomo o me deja

me exhorta incesante

Expele su hálito ardiente
y se escapa
destellante
por la sensualidad de los celajes


Entonces, sonríe
perpetuo
de cara a las estrellas
ellas le tienden una emboscada
en una travesura color marfil
que se columpia sobre el telón
de una noche de conjuros

En torno a mi morada
dispone de su atrio de bronce

Comparte su excelsitud conmigo

Me invita
a suscribir una alianza
y yo
que soy él
me espero o lo espero

Mensajero eterno
cada mañana me aguardas
como un dosel afable
quizás
más allá
al final que es el inicio
en ese nuestro andar
que jamás termina
Mientras, los dos
en el devenir
seguimos fusionados

¡Cómplices!


INVISIBLE

Busco el ojo de Dios
ese que me atrapa
y me suelta en cada movimiento

Descubrir su color
su brillo

De cualquier manera
siempre me encuentra

Aún oculta en mi intimidad

Ese ojo puede ser
el pájaro que llega
cada mañana
a picotear en las burbujas
del polarizado
de mi ventana

el croar de la rana
en el charco de la esquina

también puede ser la hormiga
sobre el pan de azúcar

o la espuma
que sale del jabón
y corre por mis brazos


Como imán
su pupila me atrae

Me hace sentir
que soy su niña.

La niña de su ojo.

PAOLA CARRASCAL AGUDELO





Cucuteña de 27 años de edad y residenciada en Barranquilla desde su adolescencia. Enfermera, poetisa y Licenciada en español y comunicación de la Universidad de Pamplona.
Sus poemas han sido publicados en algunos números de la revista-taller Luna y Sol, como en otros suplementos literarios.
Gestora del proyecto “Significados semiológicos de la música social en el Colegio Oficial Marco Fidel Suárez”.

Correo electrónico: ypaol@hotmail.com

**

Siempre he querido soñar despierta,
y no dormir para no dejar de soñar,
pero, ¡cómo hacer si no me deja mi conciencia
quien se ha vuelto inclemente
como un huracán ante el mundo!
Es difícil conseguir que alguien sonría
por cuenta de quien se hace inútil
ante una voz que en susurros pide clemencia,
pero cómo creerle al mundo
que te hace mofa cuando das la mano.
El mundo te hace cruel
y aprendes a vivir de la ignorancia de los demás,
a no sufrir por las miserias ajenas,
y te conformas con que tu corazón haya alcanzado
el nivel de dureza que lo hace fuerte
ante el mundo
y sin embargo no logras vivir feliz.

**


Es un zumbido fuerte
el que ensordece mis sentidos
y se convierte en la tormenta
que no me permite
conducir con tranquilidad la vida,
es entonces cuando el zumbido se convierte
en melodía suave que no me deja distinguir
entre la magnitud del mar
y el esplendor de las nubes.

Hoy camino en reposo
sobre los suaves pastos
de una vida construida con las manos
de un alfarero
que logró una visión diferente de las estrellas,
que moldeó con el buen gusto de lo intangible,
un cuerpo adulto con el alma de un niño
que no quiere dejar de existir.

**

Estabas tú, estaba yo,
mis pechos erguidos como si de pronto
quisieran estallar.
Estaba el silencio,
tu cuerpo temblaba
como quien no puede dar un paso más;
eras tú, era yo,
y era la noche,
nos permitíamos juntos ver asomar el día
como si no existiera nada más…

Deseabas hablar y yo anhelaba gritar,
pero entonces se encontraba nuestro aliento
como cuando todo quiere acabar,
era un escenario perfecto,
dos cuerpos desnudos, frágiles, éramos uno.
No existió en ese momento un ¡basta ya!
eran nuestros respiros las únicas melodías
que deseábamos escuchar.

**

Mañana espero estar sentada aquí,
acariciando suavemente tu rostro
como cuando eras niño.

Quiero hacerte sentir que la vida ha pasado
con muchas bondades cerca de ti,
mientras tanto hoy quiero demostrarte
que estoy aquí
más fuerte que ayer,
porque ha sido tu fuerza mi fuerza
y la vida no ha derrumbado
el muro de amor que hemos construido.

Sabes,
todavía no alcanzo a entender
si es mi vida la que está unida a ti
o la tuya a mí.

**

Hoy mis manos escriben sin pudor
los deseos de mi cuerpo,
un anhelo cálido de caricias sin reparo,
y de labios inquietos caminando por todo mi ser.

Hoy mis manos te quieren hacer saber
que no es sólo deseo lo que me lleva hacia ti,
que tus besos son sólo un estímulo,
y que tu respiro es uno de los tantos motivos
que no me permiten apartarme de ti.

Pero, ¡cómo no llenar el amor de motivos!
es tan sólo la emoción de sentir acompañada la vida.


**


Estoy sentada en la sala de mi casa
tomando una gran taza de café
y esperando con ansias el día del futuro
en el que, sin remedio, el mundo pueda sonreír.

Saboreando como por última vez mi taza de café
imagino a mi pequeño
caminando sin temor por los campos de la vida,
corriendo sin afán para alcanzar sus sueños
y esperando, con la tranquilidad de los abuelos,
la vejez.

Sueño,
y entre risas espontáneas
disfruto la última gota de mi tradicional café
con la esperanza de una nueva taza
y un mejor mañana.

**

Cómo decirte que el mundo
se despedaza poco a poco
en egoísmo y tiranía,
cómo hacerte saber mi inconformidad
y lo que padezco cada noche al saber enfermo mi pueblo,
quien lucha cada día por un poco de agua y a quien le toca conformarse con las migajas de los burgueses,
pueblo que clama con resignación sus derechos,
pero la costumbre de tener menos lo ha hecho débiles,
Los ha mantenido invisibles y casi muertos.
Cómo pedirte ayuda cuando todos en sus ranchos lloran sus desgracias
y a la luz del día agradecen a las grandes fuerzas sus favores.
Cómo lograr Padre Amado
que mi súplica sea la de todo un pueblo
y que el mundo sin sangre pueda respirar el mismo aire.


**

Desnudo ante los besos de la noche
se encontraba mi cuerpo cándido,
lleno de tormentas
y de pasiones ocultas
dentro de la isla de lo inocente,
ocultas dentro del pensamiento inmaduro,
causantes de mi pecado.

Todo mi cuerpo se encontraba descubierto,
mi tormenta era inevitable
y mi alma no había muerto:
sólo descansaba.

**



Tanto amor brota de esta alma cautiva
en un tímido cuerpo
que sin temor escribe
los sonidos de un corazón,
que teme sentirse descubierto
por tus brazos fuertes
a los que quiero regalar
unas caricias dulces
que logren que tu mundo y el mío
se derritan y se fusionen
y no exista nada más que dos almas
que como dos barras de chocolate
se derriten y logran ser una sola.


**
Despierta el hombre ausente de la vida triste,
regresa pronto de su ignorancia
para convertirse en imbécil ladrón de sueños,
ladrón de ilusiones.

Asesino con crueles palabras,
extrañas para quien no quiere oírlas,
pero que son inevitables para sus oídos frágiles,
llenos de angustias que les ocasionan el temor
de saberse inútiles en el ocaso del tiempo.

Asesinos de sueños reales
que nunca existieron,
pero que la vida los registra
como los más hermosos dentro de la razón.

Ayer se perdió la elegancia de lo sutil
en un cruel asesinato de lo anormal.


**
Tranquilo amigo,
todo estará bien,
quizá mañana estarán limpias las calles
y el mundo lleno de flores.

tranquilo amigo,
quizá mañana
tu pequeño pueda caminar con libertad,
para ir a la escuela,
quizá mañana
tú no tengas que pensar
en el alimento que sostendrá tu cuerpo,

Tranquilo amigo, tranquilo
de pronto el tiempo
se encargará de borrar de ti
las heridas del cuerpo y del alma,

Tranquilo amigo,
que quizá mañana
encuentres un verdadero amanecer.

**

Está fría la mañana,
un poco tensa.
El camino se ve largo,
oscuro, lleno de tropiezos.

Hay angustias,
mi corazón se siente solo,
¿a quién pedir ayuda?
Está tan frío todo.

Me angustia el sufrimiento lento
de los sinsabores ausentes
del contaminado mundo
lleno de lágrimas contenidas
en el ensimismado cruel de no saber llorar.

¿¡Qué pasa!?, cómo saber qué hacer.
¿¡Qué pasa!?, cómo saber qué hacer.
¿A quién acudir?
Cómo dejar pasar la vida sin hacer nada,
si las frustraciones no reales me lo impiden
o se lo impiden a él,
a su amigo, a su extraño quizá mundo para mí,
pero lo más real para él.

**


Se destruyen tan cruelmente las vidas,
se sangran tan lentos los corazones
el mundo sigue llorando en silencio sus muertos,
sus clamores se hacen mudos ante tanto dolor
los amigos al abrir los ojos ya no están…
y es entonces cuando descubres
que no es un sueño
y observas las calles solas,
el cielo sin estrellas,
y te das cuenta
que están viajando sin regreso tus hermanos
te descubres solo
y se llena de tristeza tu alma sin remedio.

**
A Yury



Casi nunca las hojas caen frente a mis ojos
y me siento con asombro
a observar sus movimientos suaves,
que atrapan mi ser en un sonido imaginario.

Se convierte en cómplice de un viento amoroso
que quiere embriagar la naturaleza con sus caricias
y se manifiesta en el mundo
como el más dulce de los amantes,
y me roba emociones y sonrisas
y alegrías y tristezas,
se lleva consigo el silencio de un mal momento,
me trae de vuelta la vida.

**